Una mirada al consumo de vino en la Generación Z.
Últimamente, en la industria se repite una explicación bastante cómoda:
"La Generación Z no consume vino porque no tiene dinero disponible."
Incluso Lawson Whiting, CEO de Brown-Forman, afirmó en marzo de 2024:
“Simplemente no tienen dinero en el bolsillo para hacer cosas…”, sugiriendo que se trata de un tema económico y no cultural.
Pero los datos —y las voces de esa generación— dicen otra cosa.
El Instituto Bank of America sostiene que la Gen Z está dispuesta a gastar casi el doble de sus ahorros.
Y según el Informe del Consumidor 2021 de 5WPR, sus prioridades de consumo están bien definidas:
Tecnología y electrónica (52%)
Salud y bienestar (37%)
Belleza, cosmética y cuidado personal (36%)
Moda y diseño
¿El vino? Ni aparece en el listado.
Lily Carrion, supervisora de cuentas especializada en Gen Z en la firma Palmer Public, lo expresa con claridad:
"Mis pares gastan en lo que les importa, sin importar nuestra situación económica.
Seguimos viajando, comprando ropa y reabasteciendo nuestros productos esenciales de cuidado de la piel de 12 pasos.
Así que no creo que esta tendencia a la baja en el consumo ocasional de alcohol se deba únicamente a nuestras finanzas.”
Entonces, ¿realmente es una cuestión de ingresos?¿O es que el vino ya no entra en su radar cultural?
"La industria ha asumido rápidamente que los jóvenes simplemente no están interesados en el vino; pero en realidad, no están interesados en los aspectos tradicionales de su cultura”, afirma Courtney M. Benham, presidente de la familia de vinos CMB.
No es que la Gen Z rechace el vino.
𝗘𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗹𝗼 𝗲𝗹𝗶𝗴𝗲, 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗹𝗼 𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝘀𝘂 𝘂𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗼.
Cierro con esta pregunta para abrir el debate:
¿De verdad creemos que la Gen Z va a aparecer mágicamente en nuestras copas dentro de diez años? ¿O es hora de dejar de culpar al consumidor y empezar a revisar lo que no estamos sabiendo comunicar?
Natalia Pacheco
Soy Natalia Pacheco, sommelier internacional (WSET 3) y ratón profesional de bibliotecas, cavas y mapas. Mi curiosidad y afán por estudiar y entender el vino me llevaron de Argentina a Canarias, Francia e Italia… y ojalá a muchos destinos más. Me interesa la comunicación del vino enfocada en el consumidor, la sostenibilidad y el estudio del terroir, así como las charlas entre copas y libros. ¡Brindo por las preguntas que me siguen sorprendiendo!