Descubrí la Stara trta, una vid con más de 400 años que sigue dando uvas y vino en Eslovenia. Historia, legado y una lección de resistencia viva.
Parece el comienzo de un cuento. Pero no.
Esto es real. Y ocurre en Eslovenia.
Allí, en la ciudad de Maribor, al borde del río Drava, crece una planta que parece desafiar todas las leyes del tiempo. Una vid de tronco nudoso, hojas resistentes y raíces tan profundas como la historia que representa.
Su nombre es Stara trta, que en esloveno significa “la vid vieja”.
Y no se trata de un simple vestigio del pasado: es una planta viva, que sigue produciendo uvas, que se cosecha cada año, y con las que aún se elabora vino.
Una sola planta. Más de 400 años. Y todavía… da.
Plantada entre finales del siglo XVI y principios del XVII, esta cepa fue testigo de guerras, invasiones, reinos que se levantaban y caían. Vio pasar a los otomanos, sobrevivió a la peste, a los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial y a la temida filoxera, la plaga que diezmó los viñedos de Europa en el siglo XIX.
¿Cómo lo logró?
Su posición, junto a un muro antiguo en una casa que formaba parte de la muralla de la ciudad, le ofreció resguardo. Pero sobre todo, su fortaleza está en sus raíces: profundas, testarudas, incansables.
Mientras otras plantas eran arrancadas o perecían, la Stara trta se aferraba a la tierra como quien no quiere soltar la historia.
Cada año, esta vid centenaria produce entre 35 y 50 kilos de uva de la variedad Žametovka —una de las más antiguas de Europa—, conocida por su color rojo brillante y su dulzor característico.
El vino que nace de esos racimos no está en góndolas, ni en catálogos de exportación. No busca premios. No se compra.
🔒 Se embotella en frascos de 250 ml, con un diseño único del artista Oskar Kogoj, y se entrega como regalo protocolar a figuras emblemáticas: desde el papa Juan Pablo II hasta Bill Clinton, pasando por Arnold Schwarzenegger, Garry Kasparov y Michel Platini.
Un presente que no busca impresionar, sino emocionar.
Más que vino, es historia embotellada.
Cada primer domingo de octubre, Maribor se viste de gala para honrar a su vid más preciada. La vendimia de la Stara trta no es una simple recolección de uvas:
es una ceremonia sagrada, un acto de amor colectivo.
Desfilan trajes tradicionales, hay música, danzas, discursos y una Reina del Vino que encabeza el festejo. El fruto se recoge con cuidado, como si cada racimo llevara en sus granos los latidos de todos los siglos que han pasado.
La fermentación se realiza en el antiguo castillo de la ciudad. Y luego, las botellas numeradas viajan por el mundo, como emisarias de un milagro silencioso.
La Stara trta tiene hijas.
Se han tomado esquejes y plantado en jardines, museos y embajadas de distintas partes del mundo: el Vaticano, el Parlamento Europeo, universidades, instituciones culturales. Allí donde crece una de sus descendientes, crece también un pedacito de historia.
Pero ninguna iguala a la original.
Porque no se trata solo de genética, sino de tiempo, de heridas, de lo vivido.
En un mundo obsesionado con la velocidad, los lanzamientos, la juventud eterna y la inmediatez, una vid de más de 400 años sigue dando vino sin pedir nada a cambio.
No es viral en TikTok.
No busca fondos.
No actualiza su algoritmo.
Solo sigue ahí.
Viva. Firme. Fructífera.
🌀 La Stara trta no es solo una vid.
Es una lección.
Un recordatorio de que lo lento también importa.
Que lo viejo también florece.
Y que madurar no es caducar, sino aprender a resistir con elegancia.
La próxima vez que alces una copa, pensá en esto:
En un rincón de Europa, una planta está haciendo lo mismo que hace más de 400 años.
Crecer.
Dar frutos.
Celebrar el paso del tiempo con cada brote nuevo.
Y quizá, sin saberlo, nos está enseñando cómo enraizarnos en un mundo que se mueve demasiado rápido.
Andrés Varela
De 🇺🇾 | 🍷 Impulso la transformación digital en el mundo del vino | Co-Fundador y Director de WinesOf 🍷📲 | Startup 🚀 | Digitalización Enoturismo 🍇✈️ | Sommelier 🍷 | Cocinero 🔪 | DTI | Enoturismo MICE | Amante de la tecnología y del impacto positivo que puede tener en el mundo...