Andrés Varela

Vino uruguayo: entre el orgullo nacional y la urgencia de actuar

¿Qué implica declarar al vino bebida nacional? Una mirada crítica y estratégica desde el enoturismo y la economía del vino en Uruguay.

La declaración del vino como bebida nacional de Uruguay, formalizada en 2014 mediante el decreto 171/014, fue recibida como un gesto de orgullo y reconocimiento hacia una tradición profundamente arraigada en la identidad del país. Pero más de una década después, la pregunta sigue abierta: ¿alcanzó ese gesto a transformar realmente la realidad del sector vitivinícola uruguayo?

La intención fue clara: jerarquizar al vino como símbolo cultural, posicionarlo en el imaginario colectivo y fomentar su desarrollo. Uruguay se diferenció como uno de los pocos países que reconoce oficialmente al vino como su bebida nacional. Este gesto funciona como una potente herramienta de visibilidad y marca país. Sin embargo, cuando se analizan los resultados concretos, surgen contrastes importantes entre el símbolo y la acción.

📊 ¿Cómo está el sector hoy?

Uruguay cuenta con alrededor de 6.000 hectáreas de viñedos y una producción que ronda los 90 millones de litros anuales, de los cuales sólo una pequeña parte se exporta. En 2023, por ejemplo:

A pesar de estos datos alentadores, el sector continúa enfrentando desafíos estructurales: escala limitada, costos logísticos altos, acceso irregular a tecnologías, y falta de articulación con otras industrias como la gastronómica y el turismo rural.

🔍 Un símbolo con potencial... pero sin política

Desde nuestra perspectiva enoturística en WinesOf, esta declaración podría ser mucho más que un símbolo. Tiene el potencial de activar un ecosistema productivo y territorial, pero eso sólo ocurre si va acompañado de políticas públicas concretas:

Sin estas acciones, la declaración corre el riesgo de convertirse en una anécdota institucional que no transforma realidades.

🌍 Lo que no se está diciendo

Hay una narrativa oficial que celebra el decreto, pero poco se dice sobre su implementación efectiva. En la comunidad de WinesOf creemos que es hora de activar una segunda etapa que convierta ese decreto en una hoja de ruta. Algunos puntos claves para avanzar:

El vino puede y debe ser una herramienta de desarrollo territorial, pero para eso se necesita más que visibilidad. Se necesita visión.

✨ Reflexión final

Declarar al vino como bebida nacional fue un acto de afirmación identitaria. Pero el verdadero valor está en lo que hagamos con ese símbolo. ¿Será una simple frase en un decreto? ¿O lo convertiremos en una política nacional capaz de proyectar a Uruguay al mundo?

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🔗 Fuente consultada: IMPO Uruguay 📚

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Andrés Varela

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