José Manuel

Bodega 13 Viñas

Hoy he tenido el privilegio de visitar La bodega 13viñas, en Cubillos del Sil, con D.O. Bierzo, una pequeña joya escondida entre viñedos y colinas, donde me recibieron Julio y Suso, los apasionados creadores de este proyecto que une tradición y autenticidad. Desde el primer momento, me cautivó la calidez con la que hablan de sus tierras, de sus uvas y, sobre todo, de sus vinos.


Recorriendo la bodega, entendí que aquí cada botella cuenta una historia, y que cada rincón refleja el respeto por el entorno y por los procesos artesanales. Julio me mostró el proceso de su vino Blanco Babu, un vino fresco, de aromas florales y con ese toque salino que le da identidad. Suso, con una copa en la mano, me invitó a probarlo directamente del depósito: era como beber el paisaje.


Luego pasamos al Jonas, su clarete elegante y equilibrado, un homenaje a los vinos tradicionales de la zona pero con una personalidad moderna. Me encantó su color entre rosa y ámbar, y su sabor fresco pero con estructura. Mientras lo probábamos, Suso contaba anécdotas de vendimias pasadas y del esfuerzo que hay detrás de cada cosecha.

Finalmente, en la preciosa sala de Catas Julio descorchó el Alto de la Judiega, un tinto con carácter, profundidad y un final largo, es un vino que representa la fuerza de las viñas viejas y la paciencia de una crianza cuidada. Lo bebimos marinando con quesos y embutidos de la zona entre risas y charlas sobre el futuro del vino en manos de quienes, como ellos, apuestan por lo auténtico.


Salí de 13viñas con una sensación clara: más que una bodega, es un proyecto de vida. Y sus vinos, más que etiquetas, son expresiones sinceras de dos personas que aman lo que hacen.

ENOTURISMO EN EL BIERZO


Hoy he tenido el privilegio de visitar La bodega 13viñas, en Cubillos del Sil, con D.O. Bierzo, una pequeña joya escondida entre viñedos y colinas, donde me recibieron Julio y Suso, los apasionados creadores de este proyecto que une tradición y autenticidad. Desde el primer momento, me cautivó la calidez con la que hablan de sus tierras, de sus uvas y, sobre todo, de sus vinos.


Recorriendo la bodega, entendí que aquí cada botella cuenta una historia, y que cada rincón refleja el respeto por el entorno y por los procesos artesanales. Julio me mostró el proceso de su vino Blanco Babu, un vino fresco, de aromas florales y con ese toque salino que le da identidad. Suso, con una copa en la mano, me invitó a probarlo directamente del depósito: era como beber el paisaje.


Luego pasamos al Jonas, su clarete elegante y equilibrado, un homenaje a los vinos tradicionales de la zona pero con una personalidad moderna. Me encantó su color entre rosa y ámbar, y su sabor fresco pero con estructura. Mientras lo probábamos, Suso contaba anécdotas de vendimias pasadas y del esfuerzo que hay detrás de cada cosecha.

Finalmente, en la preciosa sala de Catas Julio descorchó el Alto de la Judiega, un tinto con carácter, profundidad y un final largo, es un vino que representa la fuerza de las viñas viejas y la paciencia de una crianza cuidada. Lo bebimos marinando con quesos y embutidos de la zona entre risas y charlas sobre el futuro del vino en manos de quienes, como ellos, apuestan por lo auténtico.


Salí de 13viñas con una sensación clara: más que una bodega, es un proyecto de vida. Y sus vinos, más que etiquetas, son expresiones sinceras de dos personas que aman lo que hacen.

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José Manuel

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